Una cuestión clave al tratar los contratos de temporada es distinguir claramente entre un alquiler de temporada, de carácter temporal, y un alquiler habitual, permanente.
Estas diferencias no solo tienen implicaciones jurídicas y fiscales distintas, sino que también afectan la relación entre propietario e inquilino en diversos aspectos.
El alquiler de uso habitual y permanente está regulado por el título II de la Ley de Arrendamientos Urbanos, estableciendo derechos y obligaciones específicas.
El artículo 6 de la Ley de Arrendamientos Urbanos declara nulas las cláusulas perjudiciales para el arrendatario, salvo autorización expresa por la propia norma.
Significado del Artículo 6 de la Ley de Arrendamientos Urbanos
El artículo 6 de la Ley de Arrendamientos Urbanos declara nulas las cláusulas perjudiciales para el arrendatario, salvo autorización expresa por la propia norma.
Este artículo deja en evidencia que cualquier modificación que perjudique al arrendatario será considerada nula, asegurando así que el inquilino esté respaldado de forma contundente por la ley.
En este sentido, la ley establece al inquilino como la parte más vulnerable en la relación de arrendamiento, lo cual tiene sentido al ser la ley una herramienta para proteger el derecho fundamental de vivienda de todas las personas.
La Ley de Arrendamientos Urbanos protege ampliamente a los inquilinos, declarando nulas cláusulas perjudiciales y priorizando sus derechos frente a los propietarios en arrendamientos.
El artículo 6 de la Ley de Arrendamientos Urbanos excluye arrendamientos de temporada, enfocándose en proteger a los inquilinos de vivienda habitual y permanente.
En el caso de los inquilinos de temporada, al no tratarse de un arrendamiento para uso habitual y permanente, la ley permite un mayor margen de flexibilidad mediante el llamado «libre pacto” entre las partes.
Es importante destacar que estas libertades en el acuerdo solo se mantienen dentro de los límites legales establecidos en otros marcos normativos como el Código Civil, evitando que resulten incompatibles con otros usos específicos como el turístico o hotelero.
Esta distinción refleja la naturaleza diferente de los arrendamientos de temporada, permitiendo una mayor flexibilidad en las condiciones del contrato.

Origen de la Confusión en los Contratos de Temporada
La confusión sobre los contratos de temporada proviene de la ausencia de una definición precisa en la Ley de Arrendamientos Urbanos que los distinga claramente.
La ley se centra en definir el arrendamiento de vivienda, considerándolo como el uso habitual y permanente del inquilino, mientras que denomina a otros alquileres de temporada como arrendamientos para usos distintos del de vivienda.
Aunque pueda parecer paradójico, el arrendamiento de temporada no se incluye dentro de la categoría de arrendamiento de vivienda.
En teoría, es posible firmar contratos de temporada de larga duración, incluso de dos o diez años, siempre que se mantenga la naturaleza temporal del uso.
Ejemplos de Arrendamientos de Temporada
Para ilustrar mejor la variedad de situaciones en las que se puede aplicar un arrendamiento de temporada, se pueden considerar varios ejemplos concretos.
– El primer escenario sería alquilar una casa de montaña para fines de semana y vacaciones, destinada a actividades al aire libre.
– Un segundo ejemplo sería el alquiler de una vivienda en el centro de Alicante para uso semanal durante la jornada laboral, manteniendo la residencia principal en Xixona.
– En el caso de alquilar un apartamento en Playa San Juan para realizar un Master en la Universidad de San Vicente durante dos años, sin que esta vivienda en Alicante se convierta en la habitual, demostrando así la naturaleza temporal del uso.
Estos ejemplos ilustran la diversidad de motivos y situaciones en las que se puede celebrar un arrendamiento de temporada. Para el arrendador, es fundamental asegurarse de que el inquilino no establecerá su residencia habitual en la propiedad y que el motivo de alquiler sea claramente diferente a la necesidad de una vivienda habitual.
Esta claridad en los motivos y usos temporales es crucial para garantizar el cumplimiento de las condiciones del contrato de temporada y proteger los derechos y obligaciones de ambas partes involucradas.
Diferencias de Precio entre Alquiler de Temporada y Habitual
El precio del alquiler de un inmueble varía significativamente entre un arrendamiento de temporada y uno habitual. En primer lugar, los propietarios que optan por alquileres de temporada suelen ofrecer las viviendas completamente amuebladas y equipadas, listas para habitar de inmediato. En segundo lugar, fiscalmente el arrendamiento de temporada puede resultar menos favorable para el propietario, quien busca compensar este sobrecoste de impuestos ajustando el precio.
Finalmente, en el mercado de alquiler temporal, los inquilinos suelen tener un perfil económico superior, lo que favorece su disposición a pagar precios más elevados.
Prórroga de los Alquileres de Temporada:
En cuanto a la posibilidad de prorrogar un alquiler de temporada, los acuerdos de arrendamiento de temporada admiten una amplia flexibilidad en cuanto a términos y condiciones, siempre que superen el plazo mínimo establecido por la comunidad autónoma y los ayuntamientos. Un contrato de temporada tiene una fecha de entrada y otra de salida.
Factores que Influyen en la Demanda del Alquiler de Temporada y Habitual:
Los arrendamientos de temporada, desde una perspectiva profesional, son una obligación del mercado debido a las ventajas legales que ofrecen frente a los arrendamientos habituales.
Esto conlleva a una oferta desigual en el mercado, con precios de alquiler elevados y una creciente demanda, lo que genera un desequilibrio.
Apoyo de Mister Alquiler a los Propietarios de Alquileres:
En Mister Alquiler, como grupo de profesionales con más de 40 años de experiencia, nos comprometemos a asesorar, ayudar y resolver cualquier duda o consulta que los propietarios puedan tener en relación con ambos tipos de alquileres.
Nuestro objetivo es ofrecer un servicio integral que proteja los intereses de los propietarios, garantizando una gestión eficaz, segura y adaptada a cada situación.
